Al conducir en mi camino de vuelta a casa, una y solo una pregunta capturó el curso de mis pensamientos: ¿Cuál o cuáles fueron las fuentes de inspiración de James Cameron para crear Avatar?
La pregunta anterior es a simple vista subjetiva, atrevida y hasta cierto punto engañosa. Pero es una pregunta completamente válida. Todo espectador con un trasfondo literario promedio se preguntará en algún momento -a lo mejor después de digerir todas las sensaciones y emociones- cuál es la influencia seminal que alimentó la historia.
Por experiencia propia se que es difícil, si no imposible, trazar un mapa exacto de la senda tortuosa que sigue esa amalgama asombrosa entre la inspiración y la creación, y es por eso que me inclino a pensar que este viaje se parece más a un río que a otra cosa: no podemos inferir de donde vienen los riachuelos que hacen crecer la corriente; simplemente disfrutamos del viaje, sea este en los rápidos o en las aguas apacibles. Read the rest of this entry ?
Enormes Minucias 