Este adiós no maquilla un ‘hasta luego’,
este nunca, no esconde un ‘ojalá’.
Estas cenizas no juegan con fuego,
este ciego, no mira para atrás.
Este notario firma lo que escribo,
esta letra no la protestaré.
Ahórrate el acuse de recibo,
estas vísperas, son las de después.
A este ruido, tan huérfano de padre,
no voy a permitirle que taladre
un corazón podrido de latir.
Este pez ya no muere por tu boca,
este loco se va con otra loca,.
Estos ojos no lloran más por ti.
(Intro de la canción ‘Nos Sobran los motivos, por Joaquín Sabina y Alejo Stivel)
Para vos, Luz de plenilunio, Mujer de la mirada lejana, acostumbrada a observar las estrellas. Porque ante tus ojos el mundo parecía muy viejo y muy joven a la vez. ¡Qué poco duraba la eternidad en tus brazos!
Como quien viaja a lomos de una yegua sombría
Por la ciudad camino, no preguntéis a dónde,
busco acaso un encuentro que me ilumine el día
y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden.
Las chimeneas vierten su vómito de humo
a un cielo cada vez más lejano y más alto,
por las paredes ocres se desparrama el zumo
de una fruta de sangre crecida en el asfalto.
Ya el campo estará verde, debe ser primavera,
cruza por mi mirada un tren interminable,
el barrio donde habito no es ninguna pradera
desolado paisaje de antenas y de cables.
Vivo en el número Siete, calle Melancolía,
quiero mudarme hace años al barrio de la alegría
pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía,
en la escalera me siento a silbar mi melodía.
Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido
que viene de la noche y va a ninguna parte,
así mis pies descienden la cuesta del olvido
fatigados de tanto andar sin encontrarte.
Luego de vuelta a casa, enciendo un cigarrillo,
ordeno mis papeles, resuelvo un crucigrama,
me enfado con las sombras que pueblan los pasillos
y me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama.
Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventana donde agarrarse. Soy
esa absurda epidemia que sufren las aceras,
si quieres encontrarme ya sabes dónde estoy…
Vivo en el número Siete, calle Melancolía,
quiero mudarme hace años al barrio de la alegría
pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía,
en la escalera me siento a silbar mi melodía.
Joaquín Sabina
(A nivel personal, esta canción es particularmente importante en estos días. Incluso está inspirando una historia que bien podría devenir en una novela, por lo cual creí oportuno compartirla. Espero la disfruten)
Enormes Minucias 